martes, 16 de noviembre de 2010

martes, 28 de septiembre de 2010

EL RINCÓN LITERARIO

Sólo importa el aguante eterno

Sólo importa el aguante eterno.
Esquivando bombas, soportando vientos,
que el granizo no me ague la fiesta,
hoy sobra matraca, hoy festejo.

Si le sobra coraje, mi amigo,
tómese un buen trago de tiempo.
Sabrá que sólo importa el aguante eterno, viejo!
sea paciente, cuide su momento.

Si los goles no llegan, usted ya sabe:
Sólo importa el aguante eterno.
En el paravalanchas o en el campo inquieto,
meta faca mata violento.

Sólo importa el aguante eterno, amigo,
huevo en mano, banderas ardiendo.
El aliento no tiene precio,
en una cancha, en una fonda o en un bar muerto.

Sólo importa el aguante eterno,
sólo importa, claro, el aguante eterno.


lunes, 27 de septiembre de 2010

EL ROMANCE DEL ENAMORADO Y LA MUERTE

"Lo más probable es que deje de jugar al fútbol. Pero no es bueno hablar sobre suposiciones, hoy les digo esto y quizás en el ´92 tome una determinación totalmente distinta. Eso sí, no tengo ni idea sobre qué haré una vez que cuelgue los botines. No puedo ser técnico porque de fútbol no sé nada, y mucho menos empresario, porque para mí, uno más uno es tres... (risas)". Claudio "Bichi" Borghi dixit, Revista Superfútbol, abril de 1987.

No sabía. Él, que a "la rabona" la hizo trademark personal. No, apenas sacó campeón a los comunistas de La Paternal. La panza mágica de fútbol llamada Claudio "Bichi" Borghi juega a ser Diego Armando en esta nueva era; se contradice y, rebelándose contra aquél sino juvenil, le gana la pulseada a varios. Cierra ortos, en la jerga popular.

Septiembre 2010: El enamorado coquetea con la muerte. Boquita, el Xeneize, cultiva once porotos en ocho presentaciones. Once gritos a favor, once a llorar. El romance ya no es tal, con o sin Román -que no es ningún Romeo en esta historia, donde sobran Julietas-. Es un "vete, olvida mi nombre, mi cara, mi casa, y pega la vuelta" a punto de estallar. Es que está gordito, es que las rabonas las tiraba en Argentinos y no en el Milan...

No le pidan más: sacó campeón a Germán Basualdo.

A Borghi le debe estar pasando lo mismo que a Juan Ángel Neira con la pelota. Juancito, para los que no lo tienen bien fichado, es quien ostenta la gloriosa 10 de Gimnasia y Esgrima La Plata. Casaca que supieron lucir el histórico "Charly" Carrió o, más cerca en el tiempo, "Marianito" Messera.

Uff, hace rato que los triperos no sabemos de la palabra enganche. Hace rato que no se vive un dieci como la gente en el Juan Carmelo Zerillo. Y parece que Juan quiere, pero no puede. Que le faltan -oh paradoja del destino!- DIEZ para el peso. Que la miseria del fútbol argentino lo contagió y se vuelve más frágil en cada amague, en cada gambeta.

"Estoy tratando de acomodarme al puesto de enganche, me siento muy cómodo, por lo que estoy tratando de dar lo mejor para el equipo". Juan Ángel Neira dixit, Diario El Día, septiembre de 2010.
Voy con el fraseo de tablón puro, de madera o de cemento: el viernes pasado NO TOCÓ UNA contra Independiente. Se perdió, se mareó, lo que sea. Insisto, NO TOCÓ UNA -con todo lo que ello significa, siendo 10, siendo el enganche del equipo-.

Es un mágico, sí. Pero el romance que quiso comenzar, nunca arrancó del todo bien. Neira baila con la muerte peloteril en cada jugada que termina mal. Los besos, para otro momento. El castigo baja desde las tribunas y el técnico se hace eco:

En el único clásico que jugó, se fue expulsado. En el que debía ser titular, comerá banco -rico, para algunos que no justifican su sueldo; con gusto a mierda, para otros que aspiran a más-. Ojalá reaccione, por el bien del balompié.

Para ambos, para los dos enamorados que se animan al romance con la muerte, un clásico de todos los tiempos, transcripto en estas últimas líneas.

Parece que no serás mía - Perdedores Pop

Parece que no serás mía,
no puedo estar así todo el día.
A todos estás mintiendo,
fingiendo, engañando e hiriendo.

Traté todo lo que pude,
de hacer de tu vida una nube,
y todo lo que vos hacés
es para lastimarme a mí.

Parece que no serás mía,
parece que no serás mía.

Es que no podés ver todo el mal que hacés.
Creés que todo el mundo ahora está a tus pies.
Yo trabajé, me esforcé ¿para qué?
Fue todo para estar con vos.

Te veo todos los días,
no hay nada que te venga bien.
Estás todo el día nerviosa,
Herís sin mirar a quién.

Parece que no serás mía,
parece que no serás mía.

Parece que no serás mía,
parece que no serás mía.

Es que no podés ver todo el mal que hacés.
Creés que todo el mundo ahora está a tus pies.
Yo trabajé, me esforcé ¿para qué?
Fue todo para darte amor.


domingo, 12 de septiembre de 2010

Scorpion wins

Entre copas

Es normal que la música siempre se caracterice por revivir el pasado más penoso en sus letras. El desamor, la desesperanza, el desapego a las instituciones (?) y varias cosas más se hacen presente. Desde Andrés Calamaro -“…con empanadas y vino”- hasta Los Piojos -“…qué habrá sido el destino, ese vaso de vino”-, la fórmula del beodo-cantor está largamente comprobada. Y claro, el poder etílico se convierte en el aliado perfecto para justificar que todo (absolutamente todo) se vaya a la recalcadísima de su madre.

Veamos dos casos de los más divertidos, en donde el alcohol es como el perro o Woody, el cowboy de Toy Story: un amigo fiel que no nos deja ni en las buenas ni en las malas, cual hinchada Rexona que jamás abandona.



En este primer ejemplo, uno de tantos campeones de la lírica ibérica se lamenta, pero también se pone de pie con elegancia. Dyango sabe resolver problemas a su manera, copa en mano, al calor de una chimenea y un puño apretado en señal de venganza (?).

Hay golpe bajo: “Ella me ha dejado cuando la quería más/se fue como el viento de la sierra/y esta es mi primera nochebuena en soledad”. Pero también un renacimiento, como el ave fénix: “Esta noche quiero Brandy para entrar en calor/que el invierno está arreciando y me muero sin su amor”. Más claro, échale whisky.

Vamos a otro caso más:



El “Fortinero” José Vélez se atreve a cruzar toda frontera y a cantarle al vino griego. Dice: “Ven a brindar/con vino griego/ de mi tierra natal/ el vino rojo que me hará recordar/un pueblo blanco que dejé detrás del mar”. Acá no hay crisis del corazón, pero si pena por haber dejado atrás ese pueblo prístino al que nuestro cantor hace humilde referencia.

Así las cosas, volvemos a nuestros pagos y al derroche de pasión (?) con los Peligrosos Gorriones y su declaración final, un tanto sandresca en “Por tres monedas”.



“En esta noche/por tres monedas/vendo mi amor/Ya no me importa/lo que me indique/el corazón (…) Como me han maltratado/yo creo que es más fácil/beber para olvidar”. Sencilla y eficaz la letra del grupo platense, que va a lo clásico y se aparta un poco de las rimas sin un sentido específico, aunque olvidan especificar qué hay que beber…

En fin, este breve corolario resume lo que puede llegar a hacer una puñalada mal intencionada en el corazón de un tipo que sabe de copas. La pregunta queda en qué sería capaz de cantar un catador o un sommelier en un caso similar.

De yapa, otro más que se anima a la sangre de los dioses (?)


miércoles, 18 de agosto de 2010

DUB PARA LAS MASAS

Como también aparece en nuestro blog/media naranja Escuchando Discos, vamos con un set de dub y otras joyas musicales de dos horitas. A disfrutar y callarse la boca.

Playdub by Augustodallac on Mixcloud

lunes, 26 de julio de 2010

LA MEJOR PIZZA DEL PLANETA

Plan dental: Russo necesita frenos.

A ver qué dicen ustedes: “Yo me voy a suicidar, pero antes todo el mundo se va a enterar que sos un hijo de puta. Quiero que te quedes paralítico, vos la vas a pagar porque el de arriba es justo y ve lo que hacés. Te voy a denunciar por golpes. Sos un enfermo del sexo. No vas más al psicólogo porque vas a acostarte con ella”.

La leyenda urbana pertenece a la magia de la web edicion10.com, un portal con noticias divertidas. Se supone que la apocalíptica frase colgada sobre estas líneas fue escupida por la señora del medianamente exitoso director técnico Miguel Ángel Russo.

El problema de Russo, además de todo esto, es que tiene dientes postizos. En los foros repletos de hinchas de cualquier club, su alias es "Corega". Su sonrisa, bien armada, carece de vacíos en el comedor dental. Ningún frontón podría ser rival digno de esa pared de paletas y colmillos adulterada.

Sigue la señora: “Ahora me vas a llevar a la casa, seguramente tenés la llave de la casa de ella. Desapareciste para Navidad y para el Día del Amigo o estabas en el balcón hablando por celular. Ahora me doy cuenta por qué no querías salir con Rosita. Vos no querías salir porque él también es un hijo de puta como vos”.

Por favor, mujer, Miguel no apareció en navidad y en el día del amigo porque con ese inconveniente de sacarse y ponerse el andamiaje bucal no puede ni mascar medio matambre a la pizza. Podrá tomar helado, porque los nervios ya ni le asoman. Pero para masticar bronca en una cena junto a Rosita y el atorrante de su marido, mejor apostar a un paquete de Beldent o Topline.

Sea coherente, mi estimada. Se lo decimos desde acá. Si Miguel se mandó de las suyas, allá él. Pero sepa que no le es fácil responderle, más aún con los dientes apretados -por si no se dio cuenta, avivesé: dirige a Racing Club de Avellaneda-.

Buenas noches y muchas gracias.

sábado, 24 de julio de 2010

El Nippur de La Boca

Cuenta la historia que durante más de treinta años, las aventuras de un sumerio por todo medio oriente se leían sin descanso en suelo argentino. Desde la grotesca Editorial Columba surgía Nippur de Lagash, ese mártir de piel gastada y frases pensantes que en cada viñeta nos dejaba más que una enseñanza.

Nippur las pasó todas: huyó de su ciudad, conquistada por el tirano Luggal-Zaggizi; perdió un ojo en medio de una pelea con un ladrón y también se dio el gusto de volver a su Lagash natal para hacerla renacer. Es una película que en el medio tiene tragedias menores, desamores, divertimentos y mucho de misticismo.

Por eso, pensar a Nippur de Lagash como un héroe no está del todo mal; es casi como esos personajes que llegan para demostrar que hasta los más mancos la siguen remando, como diría Iván Noble. Ante toda adversidad, la filosofía exquisita del errante termina oscilando entre la tranquilidad y la sapiencia de todos los dioses mismos.

Hace un par de años, en La Boca, apareció una suerte de reencarnación de este Nippur de tiempos antiguos. No salió de Sumeria, pero vino de La Plata. No perdió un ojo, pero perdió un hijo. No peleó por una ciudad, pero defendió como pudo sus colores. Martín Palermo -el ébano del fútbol, según los más acérrimos críticos-, sigue en pie para dejar en claro que todo obstáculo es superable.

No, señores. No se trata de un libro de autoayuda o de algún tipo de psicoanálisis para levantar el ánimo. Se trata de un hombre que, sin más armas que su carne viva, ataca a los arqueros –los odiados Hititas, para el defensor de lagash– y los deja sin ninguna chance. Ni aquí, ni en el sur de África, un continente que el nueve xeneize jamás incluyó en sus periplos.

Palermo es a La Boca lo que Nippur a Lagash. No por nada, la hinchada planta bandera y abraza una esperanza. “Mi único héroe en este lío”, dicen los de azul y oro. Y hacen bien. Como hace Diego Armando Maradona cuando le susurra al oído pidiéndole que lo defina, que se transforme en ese personaje de historietas que pelea entre griegos, egipcios o lo que sea.

Hoy, el “Titán” es dueño absoluto de la pasión bostera. Se lo ganó en buena ley, inflando redes de cualquier manera. Imposible olvidar ese movimiento digno de una tortuga que terminó en gol y mató al River del “Tolo” Gallego. Imposible dejar de lado la chilena interminable contra Cristian Lucchetti. Imposible, el gol a Independiente. Imposible también el cabezazo contra Vélez. Palermo es imposible, gente. Tan imposible como el Nippur indestructible de las historietas.

Y hoy, ese hombre que se ganó varios corazones en el Alberto J. Armando va por su conquista mayor. Como preludio, ya también nos ganó a nosotros, hinchas de Gimnasia, Banfield, All Boys, Nueva Chicago o Yupanqui. Porque en parte sabemos que es real, pero… ¿hasta dónde? ¿Será tan humano como nosotros, o es como dicen todos, que tiene un dios aparte?

Estamos como los sumerios, que al hablar de Nippur se llenan la boca de palabras gigantes, nobles y cuidadosas. A nuestro Martín le dijimos “caballo”, “árbol”, “hombre de piedra”, da igual. Le faltamos el respeto. Por suerte, el tiempo cura las heridas y tanto insulto hoy se transforma en aliento. El “Paleeeer, Paleeeer…” es la justicia (¿divina?) que castiga al pueblo. Porque sí, goleador, hoy te piden hasta en una encuesta para que juegues en octavos contra México.

Palermo no es un dotado, no es el fútbol mismo ni por asomo. Lejos está de los toques y de la magia de Messi o Maradona. Pero ese nueve tiene algo, un halo de misticismo que jamás vamos a comprender. Lo mismo le pasó a Nippur: nadie podía entender como peleaba contra veinte tipos y salía vivito y coleando. Son seres de otro planeta, de otra galaxia, quizás. Anclados en la paciencia y jugándosela por su lado, cerraron la boca de varios –ay! Passman– y nunca van a rehusar a sus objetivos.

Uno es Nippur, de Lagash. El otro se llama Martín, de La Boca. Hoy se dan la mano y, café mediante, se cuentan sus aventuras-películas en una realidad distante…


No es lo mismo sin Lisa; tampoco sin Minmay.

Hace pocos días me enteré de que Rick Hunter anda en otra. Se pudrió en forma de los Zentraedis y firmó contrato con otra compañía que le paga el doble…

Dicen por ahí que se peleó fiero con el Capitán Global; las malas lenguas hablaron de un encontronazo en el SDF-1, justo después de ver el encuentro entre Kawasaki Frontale y Urawa Red Diamonds: Global -hincha acérrimo de los rojos- le gritó un gol en la cara a Hunter, que, ofendido, le pateó la rodilla.

Esto fue sólo la gota que rebalsó el vaso. Después llegaron discusiones por plata con Max Sterling y Ben Dixon, quienes querían cobrar algo de la herencia de Roy Fokker. Al fin y al cabo, los tres pilotos fueron a visitar a un asesor legal que apaciguó la ira por cuestión de minutos. Todo terminaría con Sterling escupiéndole a Hunter -quien se estaba llevando a escondidas la “tajada” correspondiente a Dixon-.

Las noticias recientes informan que Hunter confirmó su incorporación a la Sociedad Bélica Galaga, una compañía encargada de combatir el crimen a nivel espacial. El fichaje se hizo por unos 4.563.423.323 petrodólares plutónicos, cifra que duplica el total de lo que ganaba el piloto de Valkirias en el SDF-1.

A continuación, las imágenes/primicias de Hunter debutando en los comandos de las naves de Galaga:


PERSONAJES SINIESTROS VI

Gabriel Panceri – 3 de septiembre de 1988

“La tapa sacada de un cómix consistía en un punk cogiéndose a una gallina a modo de símbolo”. La frase textual pertenece a la biografía de Sin Ley que circula por varias páginas de Internet.

Pocos saben de dónde salió esa idea y esa imagen, imposible de rastrear en la vida real. El secreto lo guarda bajo siete llaves Gabriel Panceri, un verdadero loco de la guerra que siempre soñó con ser el primer superhéroe punk, corriendo a los Skinheads por todos lados y defendiendo a los que “son distintos a los demás”.

En 1989 Gabriel cursaba sus últimos años de secundaria y gastaba su mesada en ediciones locales de la Liga de la Justica Europea, esa en donde aparecían Metamorfo o el Capitán Átomo. También tenía una batea pequeña de vinilos que iban desde Ramones hasta The Clash y algún que otro casette con algo de Los Violadores o Los Baraja. De hecho, se hacía costumbre verlo volar por encima de la gente en los recitales de estas bandas. Algunos hasta lo vieron sangrar mientras Los Laxantes tocaban en Le Cevalette, un restaurante francés que estaba en la calle Ecuador al 1644.

Fue en uno de esos recitales donde conoció a Gustavo y a Curly Curley, miembros primigenios de Sin Ley. Gabriel estaba repartiendo su fanzine/cómic y notó que aquellos dos chicos enfundados en cuero y tachas tenían remeras de The Buzzcocks y Exploited. Al rato se les acercó, se pusieron a charlar sobre bandas y sobre el proyecto que ambos tenían en mente.

Dos días después Gabriel Panceri se juntó con la banda y le ofrecieron hacer la tapa de “Tarde para todo”, primer disco del grupo. Quedaron en usar una de las ilustraciones que aparecía en el fanzine: un tipo de cresta penetrando a una gallina, con un “COCORICÓ!” fondo.

De “Tarde para todo” -que no era más que un Ep de seis canciones-, salieron cien copias. Todas con el dibujo de Gabriel en papel fotocopiado.

Llegaba 1990 y Sin Ley comenzaba a irrumpir en los escenarios locales; los seguían chicos con las mismas inquietudes que ellos, liderados todos por un tipo de traje de Superman con el logo de la banda en el pecho. Ese tipo no era otro que Gabriel, el fanático enfermizo de las historietas que volaba entre Mosh y Pogo.

Como bien dice esa biografía, cuando llegaron las drogas se fue Damián, el baterista del grupo. Gabriel siguió el mismo camino, un tanto enojado con el rumbo que había tomado la banda. De vez en cuando los iba a ver, pero ya sin la misma locura que lo caracterizaba. También es verdad que fue creciendo y abandonó de a poco la furia juvenil para conseguir un trabajo estable que le sirviera para mantenerse en la década menemista.

Como tantos otros, Gabriel dejó sus sueños en algún baúl cerrado. En la actualidad vive en Miami y es ejecutivo de una importante multinacional. A veces la melancolía le gana el juego y se da una vuelta por algún reducto para ver a Henry Rollins o Fugazi…

Ya no salta, está de traje, impecable, y al fondo. Así y todo, nadie duda de que sigue siendo un bicho raro, un auténtico loco de la guerra…

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PERSONAJES SINIESTROS V

Pichu – 25 de mayo de 2010

En el Bicentenario Kirchnerista, una postal social más y van. Pichu, pibe de la calle, va a buscar algo de comer a Banchero. “¿Tené algo?”, le susurra a uno de los meseros. Hay algo: dos porciones de muzarella y un fainá frío.

El nene de la gorrita rota y la malla marca Ocean Pacific, sigue caminando por calle Corrientes. Su único abrigo es la remera que heredó de su hermano, el Tati Alonso. MDP, tres siglas que anuncian una enfermedad o una banda de Punk Rock local. Mal de Parkinson, para los científicos o para los “mosheros”.

Poco sabe Pichu de Mal de Parkinson. A veces se mira el estampado y se acuerda de su hermano. O se pregunta qué carajo significa eso. Le dura un rato nomás, hasta que el vientre le dice que la pizza es más urgente que sus cavilaciones.

En medio del desfile, Pichu se las ingenia para pasar en medio de la gente. Se tira a un rinconcito de pasto y mastica como puede la masa llena de salsa. Mira pasar a los gordos, los villeros, las señoras de tapado. No había visto tanta gente desde aquella escapada con el Beto Ponso y el Gringo Garay al basurero de Almirante Brown. Se acuerda de la lotería que pegaron aquella vez: dos suéteres, un jean y unas Nike Feraldy blancas. Se quedó con las zapatillas, que le duraron un buen tiempo.

Pichu se mira los pies y extraña el calzado aquél. Calzado con el que vacunó a los de Merlo una noche de verano. Ahora mira a la flaca que aplaude a Litto Nebbia. Le ve el Mp3 colgando de la cartera. Entre tanta gente, nadie lo va a notar.

Se para, manotea el cable y le gana el aparato. No se da cuenta la mina, ni nadie.

Arjona, Los Tipitos, Callejeros…“Todas mierdas”, dice Pichu. Se ve la remera, le gusta la idea. En el bolsillo encuentra un par de monedas. Y el locutorio está abierto.

Tipea las tres letras que marcan su pecho. Salta Taringa, salta Mal de Parkinson. Sonríe y se acuerda del Tati. El pibe del local le dice como bajar, como subir y como cerrar la sesión.

Paga uno ochenta, le sobran setenta centavos. Es medianoche en Calle Corrientes. Allá el desfile, acá el Pichu, con “Decadencia G” de fondo…

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PERSONAJES SINIESTROS IV

Walter Heredia – 11 de julio de 2010

En 1988, Walter Heredia casi gana un torneo Sudamericano de Natación. Llegó a salir un par de veces en Clarín, La Nación y en Crónica, pero quedó segundo. Le ganó un nadador brasileño, un tal Gustavo Borges que después sería medalla de Plata en Barcelona 1992.

Después de esa derrota, Walter no quiso saber más de piletas y se dedicó a la vida familiar. Consiguió trabajo en una herrería, se compró un Corsa y lo puso a andar en una remisería. También tuvo dos hijas, Clara y María, que hicieron la primaria en la Escuela 47 de Villa Ballester. Hoy, una se dedica a la pintura y la otra está a punto de recibirse de Relacionista Pública.

Pero si de algo no se privó Walter es de la música. De adolescente siguió a todos lados a V8 y vaya si festejó cuando Ricardo dijo “Parcas Sangrientas y los hippies que se mueran”, allá por 1982, en el B.A. Rock…

Lo miraron mal, pero siguió de largo.

Consumada la desaparición -física- de la primer gran banda del Metal argento, Walter fue fiel a Iorio y a Hermética, tal vez la mejor respuesta para esos momentos. No hay momento en que no cante en la mañana “Vientos de Poder”, “Del Camionero” o “Atravesando todo límite”. Hasta se tatuó la H en la zona donde aloja chorizos y mollejas.

Y tal vez sean las enseñanzas de Iorio, ese ideal del “Se vos”, los que lo hayan motivado a no renunciar e inscribirse en un curso de buceo. Porque del agua vengo, al agua voy, parece ser el lei motiv implícito. Y se anima una vez más el cuarentón empedernido, le dice no a los que lo veían vencido. Bracea una y otra vez.

Ya nadie lo mira mal, pero sigue de largo.

Hoy Walter da vuelta la tapa de asado. Está contento: día domingo, lejos de la ciudad, bajo el sol compartiendo entre amigos: carne asada, pan, agua y vino...

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PERSONAJES SINIESTROS III

Guillermo Cañete – 24 de marzo de 2006

Guillermo nació en Banfield y poco se sabe de sus padres: toda su infancia la pasó en el Hogar de Niños Huérfanos “Leopoldo S. Pereyra” del Obispado de Lomas de Zamora, ubicado en Banfield.

Lo más llamativo de Guillermo eran sus conductas; imagínense por un rato a un petiso orejón, medio reacio a las palabras y con una pasión inexplicable por los Rasti. Es que esa postal se eternizaba durante horas y todos los días el huerfanito se las rebuscaba para armar un nuevo mundo de ladrillos plásticos.

Era curioso ver cómo llegaban las donaciones y el Guille se abalanzaba sobre las bolsas de consorcio para rescatar las cajas de Mis Ladrillos o Mega Blocks. A veces la suerte estaba de su lado, pero en otros momentos debía conformarse con bloquecitos de madera o algun Jenga incompleto. De alguna forma tenía que ingeniárselas para armar esos escenarios de utopías infantiles.

Cierto día, Guillermo volvió a desparramar las bolsas y encontró un casette amarillo que le llamó la atención: “El exceso de drogas y alcochol es perjudicial para tu salud... ¡Cuídate, nadie lo hará por vos!” rezaba el título. Como no sabía leer, fue hasta el minicomponente Aiwa del cuartito de la señorita Jimena y lo puso.

A partir de ese día, Guillermo dejó el mundo de encastre y se dedicó a bailar de un lado para el otro, como un trompo frenético. Si le sacaban la cajita amarilla, lloraba. Si se la escondían, la encontraba. Eran él y el casette, el casette y él, uno sólo.

Así fueron los días hasta el 2002, cuando una noticia leída en un diario lo privó de tanta alegría. A sus manos había llegado un diario olvidado por las tutoras que señalaba la extraña muerte de Ricky Espinosa, cantante de Flema. A un costado, la tapa del disco con el Ying y el Yang. Guillermo sabía de qué se trataba y jugó al homenaje. Le bastó hacer un marco de ventana con los ladrillos, ubicados estratégicamente al borde de la pileta vacía. El resto del trabajo le correspondía a sus capacidades atléticas…

Guillermo hoy anda en silla de ruedas; no puede bailar, pero de vez en cuando mueve la cabeza. Y si le sobra tiempo después de almorzar, se pega una vuelta a revisar las bolsas con esmero.

Aunque no haya nada.

Aunque no encuentre jamás algo parecido a esa cajita de tapa amarilla.

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PERSONAJES SINIESTROS II

Mara Franco – 5 de junio de 2003

Mara Franco nació en el 2000, justo cuando Esteban Franco y Marcela Gómez estaban en las vísperas de su separación.

La convivencia se había tornado algo complicada para ambos y la verdad es que ya no había ganas de nada. Peleas por ropa, por gustos personales o por plata, siempre algo saltaba y se convertía en un huracán dentro de la localidad de Berisso. Hasta los vecinos se quejaban de los gritos y reproches de esos dos ex adolescentes enamorados que ahora eran treintañeros malhumorados.

Hasta que un día la olla a presión se destapó: una tarde de jueves, lluviosa y desprolija, Marcela rompió bolsa. La pareja sabía del embarazo y lo aceptaban como tal, pero también querían separarse lo más rápido posible. Ese día, los planes cambiaron de manera drástica y los nervios dejaron paso a la serenidad compartida.
Cinco días después, Esteban se enteró de Marcela estaba a punto de dar a luz. Sacó el Chevy del garage, penetró en la luz matinal y antes de arrancar prendió el estéreo. 9 Am y sonaba “Pregúntale a las estrellas”, de Soñando Locuras, tal vez el disco emblema de Embajada Boliviana.

El viaje urgente duró lo que dura cualquier canción de Punk Rock; a los pocos minutos, Esteban llegó a la sala de espera, aún tarareando cual Julián Ibarrolaza…

El nacimiento de Mara, de ojos pardos y nariz pequeñísima, silenció los ecos de un posible distanciamiento. Esteban y Marcela dejaron sus egos de lado y lo intentaron una vez más, con bastante éxito. El sello de la unión quedó marcado a fuego en varias de las ropas de la nena: EB, Embajada Boliviana, o como sea. Esa especie de sol estampado en enteritos o cosido como parche o “pitucón” de remiendo.

Tal vez, más que nunca, sea válido eso de “no necesito, te tengo a ti”…

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PERSONAJES SINIESTROS I

Michi Laudonio – 8 de octubre de 1997

Miguel Ángel “Michi” Laudonio, hijo de Cacho Laudonio y Rita De Mercedes, nació el 21 de agosto de 1989. En su infancia ya profesaba un férreo fanatismo por los crisantemos y el fulbito en la plaza cerca de la Avenida Juan Domingo Perón, frente a la iglesia. Lástima: siempre terminaba de arquero por su excesiva masa corporal, aumentada por las viandas que se llevaba a la Escuela de Educación Media Número 12.

Sanguchitos, patitas de pollo o hasta revuelto gramajo llegó a almorzar en los recreos “Michi”, que cada año renovaba su lunchera a piacere; de Aladdin a El Hombre Araña, de los Transformers a Cebollitas. Da igual. Lo importante era que adentro siempre haya algo para saciar el hambre del mediodía.

Con el correr del tiempo, a Michi le detectaron astigmatismo, por lo cual empezó a usar gafas de lentes tóricas. Tranquilamente podría haber sido el “chivo expiatorio”, como sucede en todas las primarias. Reunía todos los requisitos: gordo, anteojudo y poco éxito con las chicas en los clásicos malones. Pero a Michi lo querían. Y mucho.

No por lástima. Menos que menos por piedad. Es que Michi se juntaba con la barra de Alsina a escuchar a Dosmi a todo lo que da en el viejo grabador Audinac de Pancho Saransí -el capo de esa patrulla joven que seguía al Mosca y al Indio a todos lados-. Y Michi, con la valijita entre los dedos morcilludos, arengaba con el “Barrio obrero, Valentín Alsina…”

Así se ganó el respeto de muchos. Ni hablar cuando salvó al Chelo Germán de que le hicieran la bici por la San Martín. Michi es el antihéroe, una suerte de tótem sagrado del grupito aquél que hasta el día de hoy se junta en cualquier esquina -cerveza mediante- a gastar los TDK rotulados con Liquid Paper.

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De campeón a campeón...

El indio Solari, con sus dedos magnéticos...

El contra

El tipo va saltando, metralleta en mano. Se las rebusca: intenta y pierde por igual. A nadie le importa si es aguerrido, pero suma puntos corriendo en cueros y limpiando el territorio.

Dicen que el hijo de puta tiene tres vidas y que su periplo arrancó en los albores de la década del noventa. No tendrá nave de fibra, pero seguro un buen sponsor para andar pelando balas a diestra y siniestra.

No tiene idea de qué carajo es Vicente López.

No tiene idea de qué hizo el otro día Vicente Viloni.

Pero eso no importa, el que rompe paga y el que cobra, cobra.

Le dicen el hijo de plata. Le dicen el ninja Vallejos. Si se atreve a algo, es por dinero: el amor lo dejó hace tiempo, cuando clausuró las puertas del corazón de Laurita. Y para que el dolor no lo gaste, hizo lo propio con la cancha de paddle, negoción por aquellos tiempos.

Desde que palmó su viejo, que trabajaba en una fundidora, la cosa se le puso difícil. Más difícil de lo que pensaba...

Yo me pregunto: ¿sabrá este tipo quién carajo es Juan Carlos Calabró?